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Los dioses ya se habían ido y ahora la nueva familia se encontraba a solas en la habitación. El pequeño bebé tenía sus ojitos abiertos y disfrutaba de las dulces palabras de amor que sus padres le decían.
Debido a su pequeño tamaño no podía hacer mucho mas que estirar sus bracitos y aferrarse a las túnicas de sus progenitores, quienes estaban encantados con su presencia.
─ Mi dulce A-Ying, te esperábamos desde hace tiempo ─ murmuró quedito Xie Lian, mientras acariciaba las suaves mejillas de su bebé.
Mientras el príncipe disfrutaba de pasar tiempo con su hijo, Hua Cheng se aseguraba que todo estuviera en orden pues ya era noche y era la hora en la que los fantasmas se ponían más ruidosos. Una vez convencido de que su habitación estaba lo suficientemente aislada para que no se pudiera escuchar ningún ruido del exterior, se colocó ropa cómoda y se acomodó en la cama junto a su esposo e hijo.
Ambos padres se encontraban en los lados contrarios de la cama dejando al pequeño A-Ying en medio de ambos. Hablando de este último, el bebé había empezado a soltar pequeños lloros en señal de que tenía hambre, por lo que Xie Lian no tardó en acomodarlo cerca de su pecho para que empezara a comer.
─ Sh.. sh, no hay necesidad de llorar mi pequeño principito ─ susurró Hua Cheng al estar acariciando la espaldita de su hijo ─ Papá y mamá se encargarán de cuidarte y darte todo lo que desees.
Y como si entendiera, el pequeño pareció soltar un pequeño ruidito de alegría solo para seguir con su tarea de alimentarse.
Poco tiempo después, quedó satisfecho y cayó directamente en los brazos del dios del sueño luego de que se aseguraron de sacarle los gasecitos.
Viendo esto, dios y fantasma también se acomodaron para dormir aunque no tenían sueño. Todavía había muchas emociones que les faltaba por asimilar, por lo que estaban seguros que esa primera noche no dormirían. La felicidad que tenían por tener a su pequeño con ellos, junto con el miedo que habían tenido de perderlo fue suficiente para que el sueño abandonara sus cuerpos.
Para perder un poco el tiempo, ambos decidieron tener una pequeña charla donde se agradecían el uno al otro por haber formado su familia, tampoco faltaron las palabras de aliento y consuelo. Por que si, tal vez ambos eran dos de los seres mas fuertes de su mundo .. pero aun así tenían miedo, miedo del futuro que les depara a ellos y a su retoño. Sabían que el destino podría ser cruel y a esa cosa no le importaba si eras un viejo o un recién nacido.
Las primeras dos horas de su desvelo se la pasaron vigilando que su hijo estuviera respirando, pues habían escuchado de muchas madres fantasmas como sus pequeños habían muerto por la famosa "Muerte de cuna" y bueno, eso era algo que no querían tener vivir.
Poco tiempo después ,A-Ying se despertó llorando debido a que necesitaba un cambio de pañal y como buen padre que era, Hua Cheng se ofreció a realizar el primer cambio de pañal de su bebé. Fue algo rápido.. muy oloroso pero rápido, por lo que en cuanto su bebé sintió que estaba limpio otra vez se volvió a quedar dormido entre los brazos de sus padres.
Quitando el hecho de que A-Ying lloraba cuando tenía hambre o necesitaba un cambio, era un bebé demasiado tranquilo, durmiendo la mayor parte de la noche aunque no por eso significó que Xie Lian y Hua Cheng lograron dormir hasta que los rayos del sol se asomaron por un pedacito que no fue cubierto por la cortina.. entonces y solo entonces ambos se quedaron dormidos junto a su pequeño y dulce retoño. Había sido una noche larga pero no sería algo de lo que se quejarían, pues había valido totalmente la pena con tal de velar por la seguridad de su pequeño bollo
Y por primera vez en siglos, la mansión paraíso estaba en total silencio pues nadie quería ser el causante de interrumpir el sueño de la pequeña familia.
Solo un par de horas después, los tres estuvieron despiertos y disfrutaron de su segundo día como familia. Si le preguntaban a Hua Cheng o Xie Lian, ellos dirían que esa primera noche fue la mas larga y hermosa de sus días.
Fin
